Un muchacho trabajaba en la verdulería de un mercadito de Buenos Aires. Cierta vez llega un señor de traje y le pide media planta de lechuga. El muchacho le pide que espere un poquito, que tiene que consultar al jefe. Llegado a la oficinita del fondo, donde estaba el jefe, le dice:
– Jefe, ahí hay un idiota que me pide media planta de lechuga...
Estaba apenas terminando de decir ésto, cuando se dio cuenta que el tipo lo había seguido y estaba detrás de él !!
– ...y aquí este gentil caballero se ofrece para comprar la otra mitad –se apuró a agregar.
El jefe consintió la operación. El chico despachó la media planta y el jefe lo llamó a la oficina de vuelta:
– Me di cuenta que casi te metiste en un flor de lío hace un rato, pero zafaste muy bien pensando realmente rápido, y eso nos gusta acá. ¿De donde sos?
– De Rosario.
– Ajá... Y por qué te viniste para acá?
– No me gustaba para nada. En Rosario hay solamente prostitutas y jugadores de fútbol.
– ¡Mirá vos! Mi esposa es rosarina.
– ¡No me diga! ¿Y en que equipo jugaba...?