En todo al amor mío estaré atento
antes y con tal celo y siempre y tanto
que ni aun ante el mayor encanto
de él si encante más mi pensamiento.
Quiero vivirlo en cada fútil momento
y en su honor habré de difundir mi canto
y reír mi risa y derramar mi llanto
en su pesar o en su contento.
Y así, cuando más tarde me procure
quien sabe la muerte, angustia de quien vive,
quien sabe la soledad, fin de quien ama,
yo pueda decirme del amor que tuve:
que no sea inmortal, puesto que és llama
pero que sea infinito mientras dure.
Vinicius de Moraes