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Por Lorena Melgarejo Andrade, psicopedagoga, Universidad Andrés Bello Viña de Mar
El ser humano se destaca por su condición pensante, por su capacidad de razonamiento, de reflexión e incluso de creación, pero esta capacidad que a veces creemos tan natural en nosotros, en la práctica varía de un sujeto a otro, ya que no todos pensamos de igual modo y lo que es más relevante aún, no todos pensamos con igual calidad. Las razones pueden ser variadas, sin embargo, la más común radica en el hecho de que nadie ha enseñado a pensar con calidad a los niños. Tienen esta capacidad, pero no saben como ocuparla.
Entonces ¿Es factible desarrollar un pensamiento de buena calidad en nuestros hijos?
Sí y se puede lograr a través de la estimulación de tres aspectos esenciales:
El primero es ser Críticos, es decir, emitir juicios, tener una postura, dar una opinión con sentido. No obstante, no se puede ser crítico sobre la nada, se requiere serlo sobre algún conocimiento, por esto los padres deberán considerar útil todo lo que se aprende en la escuela, en la casa, en la calle o en los medios de comunicación. Una herramienta importante aquí son las preguntas que obliguen a los niños a explicar los por qué de las respuestas, es decir, estimular la argumentación y no conformarse sólo con un “sí o un no”. Por ejemplo ¿Qué opinión tienes sobre el personaje del libro? ¿Habrías actuado igual? ¿Por qué?
Es importante que las preguntas abarquen también otros aspectos más allá del conocimiento, como pueden ser las preguntas sobre procedimientos, por ejemplo ¿Por qué crees que la forma en que estudias te sirve? ¿Por qué utilizaste este método?
El ser críticos los ayudará a ir conociéndose mejor a sí mismos y a los otros, además irán adquiriendo la seguridad necesaria para que el día de mañana se sientan capaces de tomar decisiones sobre la base de sus propias creencias y poder argumentar así con razones validas los por qué de estas.
Una segunda característica es el ser Creativos, es decir, ser generador de ideas alternativas, de soluciones nuevas y originales frente a algún problema. Los padres podrán estimular a sus hijos presentándoles situaciones reales o ficticias donde exista más de una solución posible, ya sea a través del juego, de la lectura de cuentos e incluso aprovechando todo problema real sobre el que se pueda sacar provecho. Las preguntas también resultan una herramienta útil en este caso, por ejemplo ¿Cómo podríamos limpiar mejor el patio? ¿Qué podríamos hacer con todos estos ingredientes? ¿Cómo ayudarías a esta persona si pudieras? ¿Por qué?
También se pueden contar cuentos donde se les dé sólo el principio o final de la historia, para que así ellos sean los que la completen o ir adaptando los juegos con reglas que ellos inventen. En general, es importante que al estimular la creatividad lo hagamos siempre en conjunto con el ser críticos. El ser creativos, los ayudará a intentar buscar distintas soluciones para resolver los problemas y no estancarse con una sola que a la larga puede no dar resultado, además los ayudará a sentir que aunque sus ideas pueden ser distintas a las de otros, no por eso son malas. Al estimular su capacidad imaginativa se logrará desarrollar también la flexibilidad, tolerancia, originalidad y aceptación hacia sí mismos y los demás.
La tercera característica es la Conciencia sobre los propios pensamientos, también llamada Metacognición. Es importante que los niños sean capaces de reflexionar sobre sus cualidades, dificultades, posibilidades e incluso sobre sus formas de pensar y estudiar. Aquí las preguntas también son un medio efectivo de desarrollar esta característica, eso si, recordando siempre el aspecto crítico de éstas. Por ejemplo, se pueden hacer consultas sobre algún conocimiento aprendido ¿Qué sabías antes de estudiar sobre los mamíferos? ¿Qué aprendiste ahora? ¿Qué fue lo más difícil o fácil? ¿Qué te costó más? ¿Por qué? Así también, interrogantes sobre cómo lo aprendió, por ejemplo ¿Cómo estudias? ¿Por qué o para qué? ¿Qué hiciste antes, durante y después de leer el cuaderno? ¿Por qué lo hiciste así? ¿Qué cambiarías si lo hicieras de nuevo?
El estimular la conciencia sobre si mismos, los ayudará a reconocer mejor sus fortalezas y debilidades, a saber qué, cómo y cuándo aprendieron algo, para que así, cuando tengan que hacerlo de nuevo, ya sepan el camino que les conviene más.
Estos aspectos son la base para desarrollar un pensamiento de buena calidad en los niños, ya que frente a cualquiera problema, lograrán ser conscientes, críticos y creativos sobre lo que saben, para que basándose en ello, puedan buscar los caminos posibles de solución y elegir el más conveniente.