Entrada en construcción – Warren Buffet? – Economía?
Finalmente he decidido hacerme rico. Así tal como suena. Después de muchos años intentando ser pobre sin conseguirlo he pensado que me paso al bando contrario, al de los millonarios.
Cuidado que no culpo a nadie de no haber llegado a pobre, la culpa es mía y sólo mía: he sido demasiado perezoso, he puesto poco empeño y para colmo he vislumbrado que ser pobre ya no me ayudaba a crecer como persona.
Mis amigos y enemigos se estarán echando las manos a la cabeza: "¿pero qué dice este tío?", "¿quien quiere ser pobre?", "¿de qué vas?", «yo también quiero ser rico pero...».
Pues lo siento pero si, quiero ser rico, en todas sus acepciones: tener mucho dinero, ser y estar listo, más creativo, observador, innovador, con más capacidad de aprender y de enseñar, con más capacidad y más efectividad para ayudar a otros.
Ahora voy a hablar del dinero que es el tema más conflictivo.
Me autodefino como una persona solidaria y ecológica. Yo siempre he pensado que eso de tener dinero era poco solidario, insostenible, antiecológico, aburrido y de mal gusto. Quizás estas ideas estaban influidas por el comportamiento que he visto muchas veces en gente con afán por el dinero: pavoneo, superficialidad, cortedad de miras y mezquindad. Pero hace unos días, tal y como cuento en Padre rico, Padre pobre descubrí que la idea de querer hacerme rico me proporcionaba cosas que me estaban haciendo mucha falta: enfoque, capacidad de emprender, efectividad, amor propio o espíritu de ahorro, entre otras.
Yo creía que si tenía más dinero se lo estaba quitando a otros, o sea que si yo me enriquecía otros se empobrecían. Pero gente como Jaizki me han hecho ver que esto no es así. Y que incluso puede ser al contrario: si yo me genero riqueza otros pueden beneficiarse de ella.
Cómplices (por orden de aparición): Inma, José Enrique, Jaizki, el libro “Hombre rico, hombre pobre”, Claudia, Carmen, Alonso, Macias.