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25/01/2006 – Virus: 20 años no es nada... ¿o sí?


Artículo extarido de: http://www.hispasec.com/unaaldia/2650/


Este mes se cumplen 20 años desde que el primer virus masivo para PC,

Brain, se volviera popular entre los relativamente escasos usuarios de

ordenadores personales de 1986. En sólo 20 años los virus son ya un

negocio rentable para muchos, tanto para quien los crea como para

quien los combate.

Antes de ese Brain, hace ahora casi 23 años, en noviembre de 1983,

Fred Cohen acunó el término “virus” y demostró empíricamente lo que

todos temían e intuían: efectivamente, como muchos habían estudiado

teóricamente, se podía crear código que atacara a otros programas

modificándolos, y a la vez fuese capaz de auto-replicarse. Cohen

presentó el código del experimento en su doctorado para la Universidad

del Sur de California y demostró al mundo que este comportamiento era

posible en un programa implementándolo en una de las míticas máquinas

Vax (bajo Unix). El programa creado podía hacerse con los derechos de

los archivos del sistema en menos de una hora, con un tiempo récord de

cinco minutos. El hecho causó tanto miedo que se prohibieron este tipo

de prácticas, pero la curiosidad y fascinación crecía en los nuevos

informáticos, que comenzaron a experimentar con nuevos “programas” y

los recién estrenados sistemas. Nacían los primeros virus.

La velocidad de Internet aumenta a pasos agigantados. Si esa primera

prueba de concepto de Cohen tardaba una hora como máximo en hacerse

con un sistema, si Brain nació sólo tres años después en Paquistán y

no se dejó ver por Estados Unidos de América hasta un año después,

Slammer, un virus de 2003, tardó unos pocos minutos en dar una vuelta

al mundo. Se paseó por todos los servidores MS-SQL del planeta,

duplicando el número de servidores infectados cada 8,5 segundos. El

récord anterior lo ostentaba el gusano Code Red, que apareció en el

2001 y llegó a duplicar el número de sistemas infectados cada 37

minutos.

¿Tanto ha avanzado el código vírico en 20 años como para reducir a

segundos lo que antes podía tardar hasta un año? Para alcanzar estas

cotas de velocidad, influye más la infraestructura de red que el

código en sí. El hecho de que hoy por hoy la red de interconexión

entre sistemas sea gigantesca, no resta mérito a ese primer virus.

Brain debía propagarse principalmente a través de disquetes de mano

en mano, y con este rudimentario sistema llegó a instalarse en medio

mundo. Slammer y Code Red, sin embargo, contaban con la ventaja de

una red rápida e interconectada, además de que atacaban de forma

automática a servicios de red, no a usuarios domésticos. Estos

servicios permanecen 24 horas activos en la red y saltaban de uno

a otro sin necesitaban de interacción por parte de ningún humano,

lo que facilitaba la labor a este código vírico.

En 20 años, la vía de difusión no ha pasado por demasiadas fases. Los

virus de sector de arranque fueron populares durante unos diez años,

y desaparecieron para dejar paso, hacia 1995, a los virus de macro

asociados a los documentos de Office de Microsoft Windows. A finales

de los 90 se tomó el correo como vía sencilla y rápida de difusión de

código malicioso y hoy en día sigue siendo la más popular, aunque

últimamente se use también el navegador como vía de infección gracias

a ciertas vulnerabilidades que lo permiten.

Lo indiscutible es que ya hemos aprendido a convivir con ellos y no

falta el año en el que al menos un par de virus campan a sus anchas

por todos los sistemas Windows. I Love You (con el que se cebaron los

medios), Slammer (de los más rápidos de la historia), Klez (el más

persistente de la historia, con casi un año en el “top ten”), Blaster

(el virus que demostró la utilidad de los cortafuegos personales)... y

así hasta los más de 100.000 que puede detectar hoy en día cualquier

programa antivirus, que se enfrentan cada vez a criaturas más rápidas

y potentes.

Lo que más ha cambiado en estos 20 años, sin duda, no tiene nada que

ver con el aspecto técnico. El fin de la creación de estos virus ha

variado radicalmente. Anteriormente los virus no tenían otra función

más que su propia difusión y la experimentación con los códigos.

Cuanto más pudiesen infectar y más atención le prestaran los medios,

mayor el regocijo y reconocimiento para el creador del software

maligno. Desde hace pocos años se viene observando una alianza

estratégica entre estos creadores de virus, capaces de esparcir

código malicioso por millones de sistemas Windows, y los spammers,

que necesitan que ese código malicioso se difunda para poder enviar

más eficazmente sus correos a millones de buzones.

Esta profesionalización del medio requiere de unas técnicas más

sofisticadas para maximizar el beneficio obtenido por ambas partes.

Es por ello que los virus también han evolucionado, sobre todo, en

complejidad. Esto por un lado se debe a la conectividad, que permite

la compartición de códigos en Internet y favorece su reutilización y

mejora constante y, por otro, por la necesidad de competir con los

antivirus (siempre a la zaga). Pero, sobre todo, lo que ha potenciado

la complejidad del código ha sido la necesidad de aumentar el

beneficio, lo que obliga a una máxima difusión del virus que instala

el código malicioso en la víctima. Los creadores de virus y gusanos

no escatiman esfuerzos en intentar que el impacto sea de increíbles

proporciones, controlar el mayor número de máquinas posible y lanzar

así ataques donde el lucro resulta el único objetivo.

Y para muestra de la importancia y posibilidades de estas alianzas

estratégicas, este mismo mes hemos sido testigos de un juicio sin

precedentes. El californiano Jeanson James Ancheta se declaraba

culpable, ante el Tribunal Federal de Los Ángeles, del hecho de haber

encabezado y dirigido un verdadero ejército de máquinas “zombie”, con

las que había llegado a ganar hasta 61.000 dólares alquilando sus

esclavos a bandas de spammers y phishers. Este chico, nacido el mismo

año que el virus Brain, ha conseguido vivir holgadamente de la

infección vírica desde hace algunos años.

Si en el plano ilegal el pastel es jugoso, el negocio económico

“legal” formado en torno a los virus en estos 20 años no ha dejado de

crecer. Según el FBI, los virus y demás crimen organizado en Internet

ocasionaron pérdidas del orden de los 67.000 millones de dólares a

las compañías de ese país en 2005. Paralelamente, las compañías de

seguridad informática y antivirus facturaron 37.000 millones de

dólares.

Lo más preocupante es que, si en 20 años los virus han llegado tan

lejos sin prácticamente salir del PC... no sabemos qué puede ocurrir

cuando la conectividad alcance a todo tipo de aparatos cotidianos.

Según estimaciones de expertos leídas en news.com, el mercado de

los antivirus tendrá un valor de 73.000 millones de dólares en

2009.¿Incluirán ya esas cifras el potencialmente gigantesco negocio

de los antivirus para móviles?

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Más Información:

Computer Viruses – Theory and Experiments

http://vx.netlux.org/lib/afc01.html

Computer crime costs $67 billion, FBI says

http://news.com.com/Computer+crime+costs+67+billion,+FBI+says/2100-7349_3-6028946.html

Hacker admits renting 'botnet' to spammers

http://www.chron.com/disp/story.mpl/tech/news/3607226.html

Los virus informáticos cumplen veinte años

http://www.diarioti.com/gate/n.php?id=10435

Computer viruses now 20 years old

http://news.bbc.co.uk/2/hi/technology/3257165.stm

Sergio de los Santos

ssantos@hispasec.com