Me he llevado toda la mañana peleándome con dos de mis últimos intentos de aprendizaje: Ubuntu Linux y Programación PHP. ¡Que zoquete soy! casi toda la mañana perdida por un problema de permisos en la base de datos y al final no ha quedado arreglado del todo. Cuando veo esos vídeos de la gente programando un blog en 15 minutos se me cae la baba. Definitivamente yo estoy hecho de una pasta mucho más blanda (y espesa).
Después de ver el vídeo me he percatado de la cantidad de errores mecanográficos -¿o se debe decir «tecladográficos»?- que cometo. Así, que, ya que le estoy cogiendo el tranquillo al Editor Vi, me he buscado un tutor de mecanografía para éste, se llama TTCoach y parece muy curioso.
Estoy aprendiendo un nuevo lenguaje de programación llamado Ruby junto a un entorno o framework llamado Rails, el resultado se llama Ruby On Rails y te ayuda a desarrollar aplicaciones en cuestión de horas, el problema es cogerle el punto y los conceptos, pero pienso insistir hasta lograrlo.
La Enciclopedia Libre sigue con su filosofía de «siéntete aquí como en tu casa», continuan llegando colaboradores rebotados de Wikipedia por la censura y los pollos que se montán allí de cuando en cuando. Una vez más se demuestra que Lo Pequeño Es Hermoso.
No se que me pasa que siempre que me propongo llevar un diario al final me sale un semanario.
Esta semana mi vida ha estado marcada por dos cosas: Ruby On Rails (ya contaré más de esto) y La Flauta Mágica.
La flauta mágica es una famosa ópera de Mozart que Inma ha representado este año con los alumnos de su colegio. Ha sido algo emotivo y grandioso: la puesta en escena, el vestuario, los decorados, la música, la cantidad de niños que han participado (150) y el entusiasmo que han puesto en ello. Ha quedado sublime.
Luego hemos hechado un rato muy agradable con los compañeros de Inma: Enrique, María, José Antonio, Mari Ángeles, Beatriz e Isidoro. Forman un grupo muy simpático.
Acompañé a Juan Antonio y Gloria en su primera etapa hacia Madrid siguiendo las vías del AVE. Llegué pedaleando con ellos hasta Cantillana, luego me volví por Villaverde, Burguillos, Guillena, Gerena y Olivares. Acabé reventado pero eché un rato estupendo con ellos y de vuelta venía todo el camino feliz y sonriente, disfrutando del paseo.